Todos tenemos un parque que nos traslada a nuestra infancia, el mío era " Jardines de Viveros ", en Valencia, allí pasaba todas las mañanas con mi abuelo bocadillo de almuerzo en mano.
Recuerdo que me lo consentía todo y cuando digo todo os aseguro que no exagero, era sin duda el mejor momento del día cuando venía a recogerme y bajábamos a inventar mil historias que todavía viven en mí.
Poníamos nombre a todos los animales, visitábamos el lago de los patos, echábamos de comer arroz a las palomas y me prometía que si me comía el bocadillo ( o al menos un trozo ) me compraría un dulce, esto último pactábamos que era secreto.
Aquí no tenemos a los " abus " cerca pero intento que Hugo crea que es " su parque " y que un día lo recuerde con tanto cariño como yo al mío.
Que cuando crezca siga sintiéndose niño allí.
Alguien me dijo.. :
" Encontrarás mucho más en los bosques que en los libros; los árboles y las piedras te enseñarán lo que nunca aprenderías de un maestro ".
Yo tuve la suerte de aprender en un " parque-bosque " que además tenía el mejor maestro: MI ABUELO
Cuando partió hace diez años dentro de la fragilidad del momento me sentí fuerte porque cada minuto que pasaba sin él una historia nuestra acudía a mi cabeza, porque por las noches recordaba todo lo vivido y me despertaba con una sonrisa.
No creo en el cielo, pero sí en la energía que las personas dejan en nosotros a través de nuestras vivencias con ellos y la que él me dejó era tan bonita y brillante que me acompañará en cada momento de mi vida.